Cosmos y divergencias en cada ser...

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Gabriela letona, escritora en potencia...Intentado escribir para no oxidarme.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Yo Nadia Paz

Yo Nadia, mi nombre un poco parecido al adjetivo de mi vida… Yo, Nadie, mis apellidos Paz y Paz, con razón no hay paz, si Nadie la hace. Dejando atrás mis analogías y mis chifladeras que invaden mi cerebro continuemos con mi relato, es que la soledad crea ideas vagas, posiblemente tontas. Yo, Nadia Paz y Paz soy una mujer un tanto negativa como lo puede deducir usted lector que se ha tomado el tiempo de leer este escrito, bueno tengo 36 años de edad, sigo soltera, creo en un Dios y por supuesto, en los santos los cuales siempre llevo una ofrenda para que manden un marido. Si usted lector está pensando que soy una desesperada al encontrar un hombre que llene mi vacío, usted está en lo correcto, la razón por la cual busco y rebusco, es la misma historia que cualquier mujer de mi misma posición busca, no creo que sea una tontera.
Mi relato en pieza cuando cumplí mis 30 años, en esa época adoraba estar sola porque mi madre era completamente un perico, creo que el doble, como siempre mi madre me platicaba de la necesidad de encontrar un hombre- Ya te va dejar el tren, mija apuráte sino vas a ver que nadie va estar disponible para vos- yo en mi vida tenía el deseo de casarme, já entregarle mi vida a un hombre como buena concubina, já eso no es para mí (eso pensaba yo). Un día me tope que mi hermana había fallecido, mi única hermana que residía en New York había fallecido de un paro cardíaco, para ser sincera, no lo sentí. No porque no la quisiera, sino porque la distancia destruye lazos. Pasaron meses y mi única compañía había fallecido también, mi madre. Cuando ella se fue, mi mundo se acabó, mi mundo de ruido, porque mi casa era un total vacío, y no podía irme con alguien más, en todo caso hubiera hablado con mi hermana, pero ambas mujeres ya estaban juntas, ¿qué me quedaba yo haciendo? Después de haber adorado el silencio, la odiaba, como es irónica la vida, no quiero un marido para servir, quiero uno para que engendre en mí y tenga bulla, el silencio mata y agobia. Tanto deseaba el silencio que ahora quiero huir de él. Así que queridos lectores, si ustedes conocen a un atractivo hombre o si alguno está disponible, hágame el favor hacerle saber que Nadia está esperando que me regale lo que yo anhelo. RUIDO…

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