Cosmos y divergencias en cada ser...

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Gabriela letona, escritora en potencia...Intentado escribir para no oxidarme.

lunes, 16 de marzo de 2009

Flor cortada

Vestidita de los pétalos más perfumados, aquella belleza inexorable… Pequeña e indefensa se mantenía guardada en los más preciados cajones, la protegía de las enmarañadas manos de la gente adulta, aquellos que no tienen escrúpulos, alejado de la mala hierba para no desflorarla, para mantenerla inmaculada y perfecta. Con aquella hermosura quién no estaba tentado en arrancarla, en hacerla suya, en destruir y aprender de ella, en hacerla sufrir. Su todo era el prado, era el sol y era el agua. Ella no sabía nada de lo impúdico, nada que le hiciera daño, nada de que la dejara destrozada. Suave y dulce, así se categorizaba no creía en el dolor antes de ser tocada. Se mantenía con la sonrisa y la brisa en su infancia, solo existía la felicidad en su mundo policromado, completamente unido en pedazos de algodón de azúcar. Memorablemente, la caja se deshizo por la mano abusadora, por la mano humana por la mano de aquel hombre sin rostro sin corazón y sin alma, aquella hierva mala que opaco su sonrisa. Fue desmantelada en su inocencia, en su puro momento de grandeza; ella no sabía lo que sucedía todo era nuevo y desgarrador, aquella mano pudrió sus pétalos y dejó su olor de macho errado en sus pequeños tallos, mató aquella flor, aquella que se escondía en el centro de ella. La deshizo y jugo a manosearla lentamente dejándola impura y casi muerta por el odio…

Espíritu de niña


Entre las divagaciones de mi mente en donde me sumerjo, de las más ricas aguas me encanta nadar, aquellos recuerdos de mi infancia y su entelequia que la recogía de la mano para complementar aquel espíritu fugaz. Todavía puedo sentir las espinas que atravesaban mi piel, la tierra dentro de mis uñas, el ardor de las raspadas en las rodillas y aún veo el color rojo que dejaban los quiebra dientes en mi lengua. Aún siento lo salado en mi boca de aquellas lágrimas que derramé en mis tiempos de cuerpo extraño. Con el tiempo, se secan los ojos y se mantienen amarradas las lágrimas en la garganta para mostrar indiferencia, que sé yo, por algo debe ser y por ello las escondemos. Todo era de colores, todo pintadito de alegría, y qué me importaba si enseñaba mis calzones, a mi que me importaba que pasaba en el mundo; mi vida era el patio, la pila grande con agua verdosa, el cuarto de cachivaches donde era toda una expedición de tesoros inimaginables. Todo era suficiente, todas éramos bellas, princesas, flores húmedas, dulces que mantenían los más despilfarrados deseos, las risas más sinceras y las peleas más razonables. Aquel ruido de la olla de presión con los frijoles, aquel olor que expedía de ella y las canciones de las telenovelas, ya me parece un lugar alejado de mi vida; aquellas visitas al fotógrafo y los vestidos con flores, encajes y demás charadas que odiaba porque me daba comezón, se mantienen prófugos de mi realidad; pero cada olor, cada ruido, cada sensación trae con ellas las imágenes de mi vidas anterior, aquella muchachita que fui, y que nunca regresará, aquella niña clinuda con el corazón abierto y la visión puesta en el cielo se quedo atrás, pero la patojita le dejo a la metamorfosis las indicaciones de encontrarla a ella, dentro de la creatura que se convirtió.

jueves, 5 de marzo de 2009

Besos


Puede ser que un beso sea una ilusión o la entrada de un nuevo mundo desconocido o el calor de un romance renaciente, que desahoga la sed del cuerpo y del alma y puedo bendecir con su cariño y entorno un nuevo amanecer de esperanzas. Con un beso se puede delirar como se puede entrar a la razón del amor, contesta las más frías y calurosas preguntas del cuerpo. Se transmiten las más altas energías del corazón, se detiene por un momento el tiempo, se congela el ambiente y se encuentra en una atmósfera etérea llena de sentimientos efímeros que van desapareciendo al salir del éxtasis que deja un beso fugas. Es el primer contacto con el amor o el primero contacto con la pasión.
Se mantiene cálido mientras se mantiene ardiendo el amor o el deseo, más de la curiosidad nace el deseo. Con un beso se llega a tener las más delicadas sensibilidades del cuerpo, mientras tus músculos se contraen manteniendo una tenso pero rico momento de placer y de amor.